* Sus 22 hectáreas costeras despertaron codicias políticas
* Rubén Figueroa Figueroa expropia el viejo hotel abandonado
* Disneyland lo convertiría en parque futurista hacia el mar
* Importapoquismo y abandono causaron robo de fauna exótica
Carlos Ortiz Moreno / Expresiones Guerrero
Este 28 de febrero, el parque Ignacio Manuel Altamirano —coloquial, pero erróneamente llamado parque Papagayo— cumplirá 44 años de haber sido inaugurado por el finado exgobernador Rubén Figueroa Figueroa luego de haber expropiado las 22 hectáreas de lo que se llamó Bungalows Hornos, luego Hotel Anáhuac y finalmente Hotel Papagayo.
El predio que actualmente ocupa el parque era, antes de 1930, una vasta extensión de huertas entre cuyos propietarios figuraban la familia del líder obrero Juan R. Escudero. El extenso terreno fue expropiado por el entonces presidente de la república Pascual Ortiz Rubio por «causas de utilidad pública».
Las 22 hectáreas pasaron a manos del general Juan Andrew Almazán quien ejercía el cargo de secretario de Comunicaciones y Obras Públicas dentro del gabinete de dicho presidente. El funcionario federal se vio beneficiado con muchas expropiaciones de aquel Acapulco de pescadores mediante despojos legales llamados expropiaciones.
Andrew Almazán, aconsejado por el empresario Emilio Azcárraga Vidaurreta, se involucra en la actividad hotelera y construye una serie de bungalows consolidándolos más tarde como un hotel de playa que llevaría diversos nombres entre los que se encontraron Hornos, Anáhuac y finalmente Papagayo.
De acuerdo con historiadores, en dichos bungalows se hospedaron el compositor Agustín Lara y la actriz María Félix, luego de haberse casado un 24 de diciembre de 1945 quienes se conocieron dos años antes y se divorciaron 2 años después. Según los mismos cronistas de esa época, ahí el veracruzano escribió la canción “María Bonita”, aunque muchos también señalan que la pieza fue hecha cuando pretendió reconquistarla en 1947.
Tras el crecimiento de Acapulco en materia hotelera, los bungalows fueron suplidos por un moderno edificio, diseñado por el arquitecto Juan Serrano, sobre el camino ya trazado que se convertiría más tarde en la avenida costera Miguel Alemán.
Los historiadores señalan que el hotel “Papagayo” siguió siendo administrado por la familia de Almazán hasta el 15 de junio de 1969, fecha en que finalmente cerró sus puertas a causa de su abundante deterioro y ante la incesante competencia de nuevos y lujosos hoteles en la franja cercana a la playa de la enorme bahía de Acapulco.
Los familiares de Andrey Almazán vendieron en los años 70 el predio en 40 millones de aquellos viejos pesos a la empresa llamada Blanco Sucesores, fundada por los hermanos Estanislao y Manuel Blanco Caldevilla y regenteada en ese momento por Bernardo Blanco Solana.
Con la firme intención de realizar la expropiación del predio, el gobierno de Guerrero indemniza a la empresa con 207 millones de pesos (mil pesos el metro cuadrado), proceso que generó un prolongado litigio entre el gobierno del estado y dicha empresa por algunos años. Blanco Sucesores consideraba como inconstitucional el decreto expropiatorio y exigía una indemnización de mil millones de pesos.
El 1 de marzo de 1979, mediante un decreto del gobernador del estado Rubén Figueroa Figueroa, el predio es expropiado para convertirlo en un parque recreativo para la ciudadanía, nombrándolo Ignacio Manuel Altamirano en honor al escritor guerrerense.
Su proyecto tuvo el asesoramiento de técnicos de The Walt Disney Company, operadora del parque temático Disneylandia, quienes contemplaron un parque futurista con acceso al mar. Por tal motivo, se contempló la oportunidad de transformar un tramo de la avenida costera Miguel Alemán en un paso por debajo del nivel del mar, conocido después como el paso a desnivel, para facilitar del parque a la playa un acceso libre y directo para los ciudadanos.
También se construyó un teleférico que bajaría desde una de las elevaciones del predio, conocido como el cerro de El Herrador hasta la playa. Sin embargo, el mecanismo funcionó poco tiempo y dejó de ser operado por falta de cumplimiento de pagos del gobierno del estado que encabezó posteriormente Alejandro Cervantes Delgado, sucesor de Figueroa Figueroa, y quien abiertamente tenía preferencia de rescate y reurbanización de Chilpancingo sobre Acapulco.
Posterior a su inauguración el 28 de febrero de 1981, el parque “Ignacio Manuel Altamirano” poseía una gran población de aves exóticas, importadas de Sudamérica y del sur de México, entre las que destacaban flamingos, tucanes y garzas, conformando así una población de hasta dos mil aves en un aviario con una red de alrededor de 700 metros. Sin embargo, de 1981 a 1987 el parque sufrió un importante robo de sus especies, además del abandono en su mantenimiento por parte del gobierno cervantista.
Para 1992, el también finado exgobernador José Francisco Ruiz Massieu pretendió entregar la mitad del predio del parque al empresario Moisés Assaduet quien contemplaba construir un supermercado esto con el objeto de solucionar el litigio suscitado desde la expropiación del predio.
Ante la decisión del gobernador en turno, surgieron numerosas protestas ciudadanas, entre ellas de un grupo de ciudadanos y usuarios del parque que se hicieron llamar «Defensores del Parque Papagayo», quienes lograron detener la deforestación que ya se había comenzado en parte del predio. Este grupo posteriormente dio forma a la Asociación ambientalista Guerreros Verdes A.C.
Finalmente, el gobernador Ruiz Massieu indemnizó al empresario con terrenos en la zona de Acapulco Diamante.
El 13 de enero de 1993 se decreta el establecimiento del Régimen Ecológico del Parque Ignacio Manuel Altamirano en Acapulco de Jurisdicción Local que tiene como objeto la conservación y la protección ecológicas del parque, así como establecimiento definitivo como área de recreación popular.
La madrugada del 9 de octubre de 1997, el paso del Huracán Paulina provocó graves daños en el puerto, entre ellos, una inundación importante en el paso desnivel del parque. Tras este acontecimiento, el 24 de junio de 1998 el gobierno federal comenzó las obras de relleno para cancelarlo definitivamente, restableciendo dicho tramo de la Avenida Costera Miguel Alemán a su aspecto original a finales de ese año.
La problemática múltiple que ha enfrentado Guerrero en materia política, de seguridad y hasta con la Naturaleza impidieron inversiones para mantenimiento del parque acapulqueño que llegó a convertirse en un sitio para abandonar gatos y perros y decaer en su belleza.
Hasta 2020, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), en coordinación con el gobierno estatal de Guerrero y municipio de Acapulco, presentaron el proyecto de rescate del Parque Papagayo -espacio emblemático del puerto- en el que se invertirían 300 millones de pesos, como parte de las acciones del Programa de Mejoramiento Urbano (PMU) 2020.
Según el comunicado emitido el 16 de enero de 2020, el titular de la Sedatu, Román Meyer Falcón, detalló que la intervención en el parque se realizará progresivamente y por sección para no afectar el uso de los espacios públicos y para que las y los acapulqueños sigan utilizando y disfrutando de las instalaciones.
Se programó que las obras en el parque concluyan en diciembre de ese año. Con poca claridad en la aplicación del presupuesto, el parque fue inaugurado por el presidente de la República sin la obra terminada y que quedó en un 80 por ciento de su conclusión.
En octubre de 2023, el huracán “Otis” destruyó gran parte de Acapulco. El espacio natural no fue la excepción ya que derribó el 80 por ciento de los árboles del parque, incluyendo ceibas de más de 60 años, dejando focos de infección por la descomposición de animales muertos y la acumulación de basura.
Un año después del impacto devastador del fenómeno hidrometeorológico, el gobierno de Evelyn Salgado Pineda anunció otra remodelación de 72 millones de pesos que incluiría reforestación y remodelación de algunos espacios. A fines del pasado mes de enero, se informó que esa rehabilitación llevaba un avance del 40 por ciento.