La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) reveló que los cárteles mexicanos han comenzado a desarrollar drones personalizados para el tráfico de drogas, una estrategia que demuestra la continua innovación en sus métodos de contrabando. Según informes, estas organizaciones han contratado a trabajadores de empresas tecnológicas en México para construir vehículos aéreos no tripulados (UAV) adaptados a sus necesidades, pagando hasta el triple de sus salarios habituales.
Desde 2012, la DEA ha detectado al menos 150 drones cruzando la frontera, transportando cerca de 2 toneladas de cocaína y otras sustancias ilícitas. Las ciudades de Querétaro, Guadalajara, Nuevo León y Ciudad de México han sido identificadas como centros de producción de estos dispositivos. A diferencia de los métodos tradicionales como túneles o embarcaciones semisumergibles, el uso de drones ha demostrado ser más económico y difícil de rastrear por las autoridades.