
Ante las acusaciones que señalaban la presencia de grupos de choque afines al partido gobernante, Morena, en la marcha de la llamada Generación Z del 15 de noviembre, la presidenta Claudia Sheinbaum negó cualquier vinculación. La mandataria se deslindó de manera rotunda de dichos grupos, afirmando que las personas identificadas como presuntos provocadores no eran militantes, simpatizantes ni miembros del Gobierno Federal.
Sheinbaum sostuvo que algunos de los individuos involucrados en los incidentes de esa jornada habían sido previamente identificados en otras manifestaciones, específicamente en la denominada “Marea Rosa”. Con esta declaración, la presidenta buscó desvincular oficialmente a su administración y a su partido político de los actos de confrontación registrados durante la protesta ciudadana.
