
La presidenta Claudia Sheinbaum pidió recientemente a los legisladores de Morena, PT y Partido Verde Ecologista refrendar la alianza electoral con miras a 2027, un año clave en el que se renovará la Cámara de Diputados y se definirán equilibrios fundamentales para las reformas constitucionales impulsadas por el Ejecutivo. El llamado se produce en un contexto donde la unidad parlamentaria es considerada estratégica para mantener la mayoría calificada.
Sin embargo, dentro de Morena reconocen que la mayor preocupación no está solo en el Congreso, sino en la disputa por las 17 gubernaturas que estarán en juego en 2027, de las cuales 12 hoy son gobernadas por el partido oficial. La dirigencia teme que una ruptura con sus aliados complique la retención de estos territorios, fundamentales para la continuidad del proyecto político.
Las tensiones internas entre Morena, PT y PVEM han dejado ya antecedentes negativos. En procesos recientes, las fracturas estatales provocadas por diferencias locales hicieron perder a la 4T estados estratégicos como Coahuila y Durango. Además, hay especial alerta en entidades como Guerrero y Zacatecas, donde la disputa por candidaturas y las nuevas reglas contra el nepotismo han encendido focos rojos entre figuras como Félix Salgado Macedonio y Saúl Monreal.
A este ambiente de desconfianza se suman recelos en el PT y el Verde respecto a iniciativas impulsadas por el Ejecutivo, como la reforma electoral y la regulación sobre nepotismo, que algunos consideran lesiva para sus liderazgos regionales. En Morena admiten que, sin una coalición sólida, no solo se arriesga el control legislativo, sino también la gobernabilidad territorial que sostiene la fuerza política del movimiento.
