Por Redacción
En menos de 24 horas, la Fiscalía General de la República (FGR) vivió uno de los giros internos más bruscos de los últimos años. Tras la renuncia de Alejandro Gertz Manero, y con Ernestina Godoy Ramos asumiendo la conducción interina de la institución, se produjo una oleada de relevos que alcanzó precisamente las áreas donde se encontraban las investigaciones más delicadas del sexenio: huachicol fiscal, crimen organizado y expedientes ligados a presuntos vínculos políticos.
La salida más significativa fue la de Alfredo Higuera Bernal, quien desde 2019 encabezaba la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO). Su separación ocurrió de manera inmediata, sin anuncio oficial previo y en medio de investigaciones de alto impacto. Higuera manejaba casos de narcotráfico, robo de combustible, delincuencia organizada y expedientes que, según fuentes internas, “nadie quería tocar”.
Entre esos casos figuraba una investigación de huachicol fiscal que señalaba a una amplia red de contrabando de combustibles, en la cual aparecía mencionado un vicealmirante de la Marina, sobrino del exsecretario Rafael Ojeda Durán. La carpeta también incluía reportes de inteligencia que apuntaban a posibles conexiones con personajes de alto perfil dentro de Morena.
Dentro de la FGR, el descontento no sólo se originaba por la presión externa. Mandos y fiscales de la FEMDO han sido señalados por presuntos actos de corrupción: venta de expedientes, filtración de operativos, cobro de sobornos que irían desde 120 mil hasta 2 millones de pesos, e incluso la presunta participación de una jueza federal que habría intervenido para frenar solicitudes judiciales.
Tras la salida de Gertz, varias investigaciones que llevaban meses avanzando se detuvieron de forma repentina. Entre ellas, pesquisas sobre exgobernadores de Tabasco, redes de contrabando vinculadas a antiguos funcionarios federales y el escándalo del propio huachicol fiscal. Fuentes consultadas califican esta pausa como “extraña” y advierten del riesgo de que las carpetas queden en letargo.
La reestructura se concretó con rapidez. César Oliveros Aparicio fue nombrado al frente de la FEMDO y Héctor Elizalde Mora asumió la Agencia de Investigación Criminal (AIC). Ambos han trabajado previamente bajo mandos cercanos a Omar García Harfuch y al equipo de Claudia Sheinbaum. Oliveros, además, había sido señalado en 2023 por solicitar datos telefónicos de opositores sin orden judicial, según una investigación difundida por el New York Times.
El movimiento ha desatado una ola de preguntas en redes sociales y entre analistas:
¿Se trata de una reestructuración necesaria o de un giro para tomar control de los expedientes más delicados del último tramo del sexenio?
Por ahora, la FGR ha presentado los cambios como ajustes administrativos normales. Sin embargo, la simultaneidad, la discreción y el impacto en las unidades clave han dejado a observadores y organizaciones civiles atentos al rumbo que tomen las investigaciones.
Lo único claro es que los casos más sensibles del país cambiaron de manos. Todos, y al mismo tiempo.
