Luis Fernando García, cofundador y exdirector de la organización R3D (Red en Defensa de los Derechos Digitales), alertó en días pasados sobre la consolidación de un sistema de vigilancia masiva sin precedentes en México.
Aseguró que las reformas aprobadas ponen en riesgo derechos fundamentales de la población. Se trata de un entramado de reformas —entre ellas, la Ley de Telecomunicaciones, la Ley General de Población, y la legislación en materia de desaparición forzada— que en su conjunto permitirán el acceso en tiempo real a bases de datos públicas y privadas, sin control judicial.
“Se legaliza el espionaje militar que se ha llevado a cabo con ilegalidad todos estos años”, dijo, y recordó la utilización del software espía Pegasus en contra de periodistas y personas defensoras de derechos humanos “con impunidad”.
García señaló que la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública obliga a todo proveedor de servicios públicos y privados a compartir sus bases de datos, lo que implica que incluso acciones cotidianas como comprar un refresco o pedir un paquete en línea estarán vinculadas al registro oficial de la persona.
“Todo va a requerir que des tu CURP, y a través de ese elemento se va a poder cruzar toda la información. Toda la información va a estar agregada y disponible para autoridades en México, y el acceso a esa información no tiene ningún control”, apuntó.
Advirtió que el nuevo marco legal habilita a la Guardia Nacional, al Ejército, las fiscalías y el Centro Nacional de Inteligencia para tener acceso irrestricto y en tiempo real a esa información.
“Nunca te vas a enterar cuándo estén monitoreando tus datos. En realidad, es un sistema de vigilancia masivo propio de un régimen autoritario. Y suena muy escandaloso decirlo así, pero eso es lo que dicen las leyes”.
Para García, se trata de un “parteaguas histórico” que pone en riesgo la privacidad, el acceso a derechos y la no discriminación. Añadió que el sistema se está implementando en un contexto político especialmente preocupante, donde no existe una real división de poderes ni contrapesos.