Organizaciones sociales, colectivos y defensores de derechos humanos marcharon en Coyuca de Benítez para exigir castigo a los responsables y verdad sobre la ejecución de 17 campesinos ocurrida en 1995
Por J. Alberto Solís Loeza
Coyuca de Benítez, Gro., 28 de junio de 2025.– A tres décadas de la masacre de Aguas Blancas, la herida sigue abierta. Este sábado, alrededor de 300 personas integrantes de organizaciones sociales, colectivos populares y defensores de derechos humanos marcharon en la localidad de Aguas Blancas, en el municipio de Coyuca de Benítez, para exigir justicia y castigo a los responsables de la ejecución extrajudicial de 17 campesinos perpetrada el 28 de junio de 1995.
Con pancartas, mantas y consignas que recordaban a los caídos, participaron miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), el Frente Popular Francisco Villa Siglo XXI, y el colectivo Lucio Cabañas Vive; quienes exigieron que el Estado reconozca su responsabilidad histórica en los hechos.
Durante el acto, los manifestantes denunciaron que, a pesar del tiempo transcurrido, la impunidad persiste.
Calificaron el caso como un crimen de Estado que, hasta hoy, no ha tenido justicia plena ni reparación integral para las víctimas y sus familias.
El 28 de junio de 1995, policías estatales emboscaron y asesinaron a 17 campesinos desarmados que se dirigían a una manifestación en Atoyac de Álvarez.
El operativo fue ordenado por autoridades del gobierno estatal de Rubén Figueroa Alcocer, quien posteriormente se vio obligado a renunciar tras la presión nacional e internacional que provocó la masacre.
Los asistentes reiteraron su exigencia de que se reabra el caso, se castiguen a los autores materiales e intelectuales, y se garantice que crímenes de esta naturaleza no vuelvan a repetirse en Guerrero ni en ninguna parte del país.
La jornada concluyó con un mitin político y una ceremonia en memoria de los campesinos asesinados.
“No olvidamos, no perdonamos, exigimos justicia”, fue el grito que resonó entre la multitud, recordando que la lucha por la verdad y la memoria sigue vigente, 30 años después.