

El edificio en la esquina de Bernal Díaz del Castillo y Coahuila, en Progreso, es ahora una sombra de lo que fue. La explosión del miércoles 19 dejó cicatrices en sus muros ennegrecidos, testigos mudos del siniestro.
Hoy, no se habla de reconstrucción y el misterio sobre la causa exacta del estallido del tanque de gas aún no ha sido esclarecido por las autoridades. Tampoco se habla de las dos personas que resultaron heridas y otra más que se intoxicó por los gases. ¿Dónde quedó la euforia de los representantes municipales que dieron declaraciones y se tomaron la foto, o esos boletines pomposos echándole flores al gobierno municipal por las acciones tomadas en ese momento?
Mientras tanto, los vecinos observan el edificio ennegrecido con una mezcla de asombro y pesar. La escena, marcada por escombros y cenizas, despierta un pensamiento inquietante en más de uno: ¿Y si yo hubiera estado allí en ese momento?